Las redes parecen un concurso de belleza y popularidad dónde hacen creer que tienen una vida maravillosa en Dubai o NYC. Que nada tiene que ver con las vidas en los barrios.

Se impone un modelo copiado y ansiado.

Una estandarización estética normalizada hasta el extremo. Un algoritmo que populariza el modelo a seguir de cuerpos entre 20 y 30 años en bañador, según el algoritmo más valorado.

Una realidad virtual impuesta que influye sobre la fotografía e impone el modelo a seguir.

La obsesión afecta a los usuarios que están sometidos a la imperiosa necesidad de encajar creando significativos problemas de frustración al pensar que no siendo ricos ni famosos no pueden disfrutar de sus vidas.